jueves, 14 de enero de 2010

No words


Silencio... la nieve trae siempre silencio;
el recuerdo de aquel otro, tan ansiado,
cuando al fin se terminan
las palabras.
Aunque poco importa el ruido
si pudiera volver a sentirte sin tener que abrir
los ojos.
Sentirte, no pensarte;
no sabes lo agotador que me resultas
en cada una de las horas de mi mente.
Sentirte, no pensarte;
que tu impulso se anulara ante los
míos
que no por no atreverse a definir su propia forma
dejan de sacudir sus oleadas.
No quiero darles cuerpo, pues me
temo
viéndoles agitarse ante tu imagen.
Ardo aún en mi propio fuego y quiero pensar
que no lo sabes.
Una chispa que se prende entre la nieve espoleada
por el viento,
mejor cuanto más frío
y cortante.
Vorágine inaudible
en el triunfo del bullicio,
en el caos del silencio.
Agonía de sí misma
que desiste de buscarte,
que no sabe qué decirte.
No,
no existen para eso
las palabras.