domingo, 16 de agosto de 2009

Mota de polvo


Aunque no sé si es peor
el viejo
regusto,
ya casi pátina;
la herida
compañera de lo
perpetuamente insatisfecho;
el manoseo de un mínimo
recuerdo,
o la anterior angustia, apenas conocida;
la zozobra;
los desvelos con lo que tienes delante,
no se vaya a quebrar en pedazos.

Ya no existe todo aquello:
rabia
como el latir de una encía inflamada,
como una cuerda que tira
desde dentro
y escuece hasta el rabillo del ojo;
obsesión por cada mota
de polvo, porque desapareciera,
sin querer reconocer que las motas de polvo dentro de la cabeza
producen larvas.
No fue.

Enjoy the silence en esta larga noche, no queda otra.
Tú ya sabes bien
desgañitarte hacia la luna. No será difícil
una vez más.
Qué tendrás si no, aparte del peso
del vacío,
de echar a andar a toda prisa
tras haber pisoteado la brújula.

Al fin y al cabo, no eres sino un continuo
intento
para cubrir en nombre
del pudor la pregunta
que hasta un niño se callaría
por vergüenza.
¿Por qué a los demás sí

y a mí no?

1 comentario:

  1. ¡¡Buaaa!! :'( ¿Por qué a los demás sí y a nosotras no?

    Sí, ya sé, es la eterna pregunta que una no quiere hacer en voz alta por miedo a que te consideren pueril... o,peor, a que haya una respuesta lógica.

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