jueves, 18 de junio de 2009

...la boheme





I'm feeling weak today,please don't crush me, I keep on walking far away, I keep on rolling all in vain, I'm feeling slow today, so don't rush me, we live this wretched serenade, you keep me playing anywayyyy.... y peazo de estribillo, que grandes. Hay momentos en los que te entra la duda de si la gente valora en su verdadera dimension lo que tiene, de si tus palabras han sido realmente escuchadas... y esa duda llega por la noche a tu cerebro como podrian hacerlo un puñado de carcoma, o de termitas. Al principio es un nidito miserable, nadie se da cuenta ni de que existen, pero ellas comienzan su trabajo. Se mueven dejando una estela de garabato negro, o una huella lechosa, y alli por donde pasan depositan sus larvas, que se retuercen en su envoltorio transparente queriendo mas, siempre mas. Y cuando te quieres dar cuenta, la angustia te ha invadido de tal forma, son tantos los pensamientos oscuros que estan ahi, alimentandose compulsivamente para crecer, que tu cerebro se anula. Solo tocarlo y se desharia en miles de particulas de polvo. Y tu rezas para que llegue pronto el dia, porque las cosas siempre se ven de forma diferente por la mañana, pero el dia no te trae demasiado consuelo, solo te recuerda la lista de tareas que vas a tener que desempeñar hoy, mientras tu cerebro sigue ahi, en constante peligro de que sus incontables agujeritos acaben ocupando mas superficie que el mismo... no se, la verdad es que quien no haya vivido algo asi dejara de leer justo en este punto, pero cuando se han perdido la confianza y la ilusion en algo cuesta mucho recuperarlas, por mucho que no se tenga motivo aparente para hundirse. Por eso hoy me apetece hablar de Paris, porque es el arma mas luminosa con que cuento en estos momentos para combatir el arreciar de la inquietud y la zozobra.
Bueno, en realidad no me he acabado de explicar; de lo que quiero hablar es de mi viaje relampago a Paris hace poco mas de una semana, creo que un recuerdo asi se lo merece. Cierto que tenia muchas ganas de volver a ver la ciudad despues de tantos años, y tras haber cambiado tanto, pero tambien es cierto que casi tenia mas ganas de ver a Lara, mi anfitriona, despues de un año entero sin apenas contacto, saber como estaba y conocer su vida de Erasmus alli. Creo que una de las cosas mas bonitas que tiene la amistad es que, cuando estas en sintonia con una persona, no importa el tiempo que hayas pasado lejos; te encuentras con ella y la conversacion surge con tanta espontaneidad como si la hubieras visto el dia anterior. Lara me acogio en su buhardilla bohemis en pleno Barrio Latino, comme il faut; no se me ocurre mucho mas que decir que, sencillamente, ha sido uno de los espacios que he idealizado durante toda mi vida. Una buhardilla donde refugiarse, inspirarse, asomarse al tejado... porque lo mejor queda enmarcado por la ventana: los tejados de Paris, la imponente cupula de Val de Grace, la tour Montparnasse y, como no, la punta de la torre Eiffel: el vasto reinado de los gatos y las palomas, de las nubes y las estrellas, ante los ojos de uno. Y en fin, que me estoy enrollando como una persiana. Pude conocer Paris a pie, que es como realmente se conoce una ciudad; pude percibir la plomiza capa de siglos de historia que aplasta con su peso a cada edificio; pude ver un movimiento y una vida por las pequeñas calles que, conociendolas tan someramente como es el caso, resulta tremendamente facil de idealizar; pude descubrir rincones y tiendecillas portadores de objetos tan singulares y llenos de encanto que no tiene sentido hacer mayores descripciones; pude recordar como, en contadas ocasiones, la globalizacion puede ser positiva al permitirme saborear el te denso de una mezquita, el carcade egipcio extrañamente dulzon y agrio a la vez, el sushi japones, las genuinas crepes francesas (como no), o el mejor pastel de chocolate que he probado en toda mi vida, cortesia de Martin.
Asi, mis pocos pero intensos dias transcurrieron entre fachadas blancas con altos tejados de pizarra oscura, explosiones de flores y fruta en cada esquina, estrellas y duendecillos colgantes, papeles japoneses, ilustraciones de echarse a llorar (tendre que crear otra entrada para hablar un poco mas despacio de este tema), aromas de otros lugares, pasillos de museos cuyas piezas mueven algo dentro de ti sin saber por que, videos frikis del youtube y, claro, los litros y litros de te de jazmin que Lara tenia siempre dispuestos para que los conversaramos, sin prisa, porque teniamos mucho que contarnos (todavia no me habia enterado que tenia un blog :( ). Y asi se escaparon los dias, arañando horas al sueño y sin pensar demasiado. Siempre se queda uno con ganas de mas, no puede ser de otra forma, aunque eso de que las cosas terminen cuando todavia no han podido decaer victimas de la rutina tiene su encanto tambien. Desde luego, aterrice en Barajas con una vision diferente de mis problemas. Pude verlos desde fuera, me senti escuchada y conte con buenos consejos. Creo que no se puede pedir mas y que tampoco es muy conveniente que siga dando la brasa con el tema; pero ahora, cuando me siento sola o me agobian mis insignificantes y destructivas rayaditas mentales, imagino una mesita con pluma y papel junto a una jarra de te y una ventana inclinada por la que se ven los tejados de una ciudad que, al fin y al cabo, solo existe en la imaginacion y, en fin, no es que se solucione nada, pero al menos por un momento me dan ganas de sonreir. En fin, que ya termino, simplemente darles las gracias una vez mas a Lara y a Martin, creo que les debia algo asi a pesar del toston que acabo de dar.

1 comentario:

  1. Muchísimas gracias por regalarme París de una manera tan linda, con esos ojos tan luminosos que tienes tú y esas palabras tan bien encontradas. Me quedo con un sabor de té de jazmin y de pastel de chocolate en la boca y con los colores del fresco de Chagal en los ojos. Nada de soledades ni de nostalgias, muñeca. Usted no está solita. Si mañana anda todavía por Madrid, la invito a conversarnos un té de almendras dulces ;)

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