No era la primera cosa en mexicano que me extrañara, pero el letrerito clavado en un árbol de Chapultepec con este mensaje me dejó muerta. Santo cielo, es mi propio idioma, y no tengo ni la más remota idea de lo que me está diciendo... menos mal que mi intérprete-filóloga de lujo me aclaró que allí los taxis suelen crear paradas cada vez que hay un evento en algún sitio, y que el cartelito en cuestión advertía precisamente de eso, de que no hicieran base, si las mismas palabras lo dicen. Las diferencias en el idioma a ambos lados del océano han dado para tratados y tratados de eminentes lingüistas, me ha tocado padecerlos en una cantidad considerable, y la sola idea de volver sobre un tema tan desgastado me mata de aburrimiento. Sin embargo, hubo algunos casos divertidos que surgieron de forma espontánea. Tal vez el más extremo sea el del título, pero ocurrieron en tal proporción que ni siquiera recuerdo ya muchos de ellos.
Para empezar, lo primero de lo que te das cuenta en cuanto llegas a México es que no coincide ni uno solo de los nombres que se les dan a las cosas en España. Evidentemente, se acaba deduciendo por el contexto en la mayor parte de ocasiones (y el doblaje de los dibujos animados antiguos ayuda mucho), pero da la risa al comprobar que no vas por la acera, sino por la banqueta; que no llevas puestos pendientes, sino aretes; que no vas a buscar agua al frigo, sino al refri; que no dejas algo en el suelo, sino en el piso; que no conduces sino que manejas; que no aparcas sino que estacionas; que no bebes sino que tomas ("si tomas no manejes"!!), y así podría seguir haciendo memoria. Tal vez el que más curioso me resultase fue el de "bloqueador" por el de "crema de protección solar", o similar, en mi cabeza se forma la imagen de la crema formando una especie de muro sobre el brazo indefenso ante los malignos rayos solares :). ¡Elisa, deberías hacer todo un glosario, estoy segura de que eso te encumbraría a lo más reputado de la filología hispánica ;)! Otra cosa muy graciosa es el empleo de los masculinos y sus correspondientes femeninos, que no varía mucho del castizo español peninsular. Aquí algo es cojonudo si está genial, pero si no es un coñazo. Allí la cosa está padre si va viento en popa, pero cuando algo acaba resultando un canteo monumental es que no tiene madre -sobre la palabra madre en México también habría que crear una entrada aparte, cómo te vas a poner, Elisilla-. También acabamos deduciendo que "madrazo" equivale al contundente "ostión" hispánico, pero allí los ostiones son un marisco por lo visto bastante suculento, así que, sintiéndolo mucho, los de este lado del Atlántico no podemos evitar la risa cuando vemos que hay ostiones disponibles en tiendas y restaurantes. También me moría de la risa cuando comprobé lo bien que había conseguido inculcar el significado de la palabra "capullo" a mis queridas colegas mexicanas, que llegaron a emplearla con suma destreza. Nunca me hubiera imaginado que "capullooooo!!!" pudiera llegar a sonar tan español. Me temo que no podremos evitar que los insultos de aquí les suenen inevitablemente graciosos, de la misma forma que yo tampoco puedo evitar que el "chinga a tu madre" me suene a manera fina de decir algo muy gordo.
Otra parte que hay que aprender a manejar cuanto antes son las palabras más habituales del vocabulario propio. Si dices "cutre" nadie te va a entender, el equivalente es "chafa", al igual que los pijos son fresas, y la joya de la corona: el concepto de lo "naco", un mundo aparte. El equivalente más próximo que tiene y que yo conozca es "hortera", pero me temo que el concepto es más amplio y complejo, algo casi tan inasible como lo "friqui", si me apuran. Creo que ese concepto llegué a captarlo bastante bien, mi orgullo era cuando Elisa tenía que explicar que esa palabra no se usaba en España para que quedase patente mi adaptación al idioma. Y luego ya para el Máster queda la jerga autóctona del DF, el celebérrimo chilango. Para los que sientan curiosidad por ver como suena, recomiendo la canción de Café Tacuba con la que me inició Elisa en el slang. Creo que lo que se siente al oírlo es muy parecido a lo que sentí con el letrerito del principio. ¡Pero prometo que la próxima vez que vuelva de allí llegaré hablando, por lo menos, un poquito! Con lo que sí hay que tener mucho cuidado es con cosas que puedan significar lo contrario en ambos lados. A mí sólo me pasó una vez, y fue con "burrada". En España significa un mogollón brutal de algo, pero en México significa lo contrario, una cantidad nimia. ¡Atención a esto, mexicanoespañoles! Seguro que hay unas cuantas más, con su correspondiente recua de anécdotas divertidas.
No acabaría en la vida si me dedicase a comentar las interjecciones, exclamaciones y demás manifestaciones espontáneas que aquí pueden resultar curiosas, y que contribuyen a formar esos topicazos nacionales que son como las leyendas: tienen una base real pero acaban siendo una bola tremenda. Lo que no quiero obviar es el trato en general. Ya desde la zona de Migración del aeropuerto me demostraron por qué a los españoles suelen considerarnos bruscos, cortantes y bordes en general (y hablamos "golpiado", como diría un antiguo profesor). Ante la expresión de furia intensa que se me debió quedar cuando me enteré que debía rellenar oootra vez el formulario de aduana, la agente, con toda calma, me facilitó otro y me reservó mi sitio en la cola, como si no hubiera pasado nada. La verdad es que resultó bastante cortante, y me lo merecí. Otro detalle que me resulta entrañable es el de que allí se salude uno con un solo beso en la cara. Entrañable porque aquí sólo te saludas así con tus padres, o con la familia y gente de absoluta y extrema confianza. Allí es así para todo el mundo, igual que para todo el mundo hay abrazos afectuosos, aunque apenas te conozcan. Tal vez las fórmulas de cortesía resulten un poco abusivas y empalagosas en ocasiones, pero también tendríamos que aprender de esa dulzura y ese afecto natural que, al menos yo, sentí allí nada más bajarme del avión. Aunque sólo se quede eso en las formas, y se vea compensado por una extrema susceptibilidad que hace que resulte imposible decir las cosas de forma directa, como tanto nos gusta hacer por aquí.
Y poco más, one more time, mi afán recopilatorio no es exhaustivo. El cartelito de la imagen probablemente sea lo más divertido que pueda encontrarse allí. Para entendernos: ponchar=robar, llantas=lo mismo que aquí. Si se prefiere de otra forma: "Respete mi entrada y yo respetaré su coche", queda advertido para los aventureros que decidan moverse por allí con su vehículo ;).
¡¡Te extraño, Raquel!! ¡¡Qué lindura de entrada!! Me fascinó. Espero que no te moleste que la comparta. Sólo debo hacer una acotación: Ponchar= reventar. Por lo demás, eres una verdadera chilanga :) ¡Muchos besos!
ResponderEliminarBueeeno, en algo había que fallar, en serio que no es mala idea lo de un diccionario Mexicano-Castellano/Castellano-Mexicano ;)!
ResponderEliminar¡locuron verbal el azteca!
ResponderEliminarRaquel, hola, soy amiga de Elisa, Chilanga... expatriada en la Argentina voluntariamente. Veo que los usos del mismo lenguaje te han causado conmosión, a mi me hacen exactamente lo mismo! Me encanta! Te recomiendo para el próximo viaje hacer una escala en Buenos Aires, trae a Elisa de intérprete jjajajaja. Acá a las llantas les dicen gomas, al refri le dicen heladera, a la alberca: pileta, a la acera: banquina... por citar algunos de tus ejemplos.
ResponderEliminarAdemás, hay una cuestión que me gusta particularmente: las frutas y verduras, las maderas, la fauna, todas esas cosas autóctonas de América que no llegaron con los españoles, tienen nombres tan variados que generalmente vienen de dialectos nativos como el nahuatl y el zapoteco en Mesoamérica y Guaraní en el delta del Plata. Así, para acortar, a los chícharos (no sé en castellano cómo se le diga, preguntale a Elisa) en Argentina se les dicen chauchas y al elote (maíz) de dicen choclo.
un abrazo, a la mexicana por ser hoy nuestro día más patrio!
Muchas gracias por la aportación argentina, la industria de los diccionarios es nuestra!!! Creo que ni Elisa ni yo echamos lo de la escala en saco roto, otro patrio abrazo grandote y QUE VIVA MÉXICO, CABRONEEEEES ;)!
ResponderEliminar¿No la adoras? jajaja No creas que lo de la vueltita por Buenos Aires no salió a la conversación, che. No te salvás. Yo, a más tardar el verano (invierno), me voy a dar una vuelta a conocer a mi sobrin@ y me llevo a Raquel en exploración lingüística de campo. De intérprete no sé muy bien si serviré porque no soy tan fluida en mi argentino (siempre te burlas de mí cuando trato), pero de turista sí voy. Total, creo que los chícharos son las judías verdes.
ResponderEliminarRaquel, te tendrías que haber quedado para el grito (o sea, la celebración de hoy)pusieron un mercado de comida en el centro de Tlalpan que me tuvo ayer piense y piense en tooooodo lo que no probaste. ¡Besotes a las 2!
Hola,
ResponderEliminarLlegué a tu blog como por azar, me gusta revisar paginas de literatura ocasionalmente. Te diré que lo que escribiste sobre las diferencias en el uso de palabras entre quienes vivimos aquí, en "chilangolandia", y quienes viven del otro lado del Atlántico me gustó mucho. Es un poco como ver la otra cara de la moneda, y también es un poco como una pequeña venganza (muy amistosa, por supuesto) para quienes llegamos alguna vez a España y, aunque hablamos el mismo idioma, pues no entendemos nada.
Vaya... no sabía que el "chinga a tu madre" sonara... ¿Como dijiste? ¿como una manera fina de decir no molestes? ¡a mi me suena como una soberana grosería! Ya lo adivinaste ¿verdad?... Soy Chilánga...
Otra anotación u omisión... ¿que me dices de la forma en la que ustedes dicen agarrar algo? El verbo ¿"coger"? ¡No me cojas nada por favor!...
Muchos saludos, me divertí mucho leyendote!!
una más y prometo dejar de spamear tu blog...
ResponderEliminaren este país al sur del Ecuador es casi blasfémico llamarse Concepción! jajajaja
Sip, lo de los usos de "coger" en Hispanoamérica es de lo primero que te advierten en muchas de mis clases, jej. Y para un español es realmente difícil acordarse todo el rato de que no puede usar un verbo que aquí empleamos tanto! Respecto a lo de llamarse Concepción, sólo te digo que cuando el presidente de la Real Academia de la Lengua Española decide cruzar el Atlántico, allí a donde va a participar sólo pueden poner su primer apellido, porque imaginen el efecto que causaría leer Don Víctor García de la ¡¡Concha!! Muchas gracias por las colaboraciones y besotes grandes.
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