jueves, 26 de noviembre de 2009
Porvenir
Y vuelvo a situarme
en el átomo que hay
entre el fulgor y la nube,
entre la llama y el hielo,
entre el amor y el odio.
Cómo me dueles a veces
y mi dolor se hace muro
hostil ante tu imagen.
Me hieres, tiras esquirlas,
metralla que se acumula
tóxica, metal pesado.
La indiferencia es una elección
fácil, tendrás tus razones.
Más fácil desde luego
que curtirse al aire helado.
Asumir
a costa de una capa calcárea
más,
y la coraza no deja moverse.
Un nuevo hoyo, un hueco oscuro
que perderé de vista en la distancia.
Sin retorno, sin volverse
acogedme, manos de la hipótesis
de lo que tal vez sea.
Tapadme los ojos, cubridme la boca,
que sólo vea entre penumbra
el cosquilleo titilante
de esperar lo desconocido.
Porque el regalo antes de abrirse
es, con mucho, el más valioso.
Pues colma el vacío del espacio
con todas las cosas del mundo.
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Puff... sin palabras. Duele. ¿Qué haríamos sin la esperanza?
ResponderEliminarEs un poco kárstico... Me encanta.
ResponderEliminarCaspar David Fiedritch...con esa ilustración has dado en el clavo, para acompañar el verso, me fascina.
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